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Greenpeace

05/09/2023 - 12:05 am

Las mentiras fósiles

Nos piden que sigamos creyendo que los fósiles son limpios y que hacen lo que hacen por el bien de la gente. Nosotrxs decimos que no, basta de las mentiras e impunidad de las empresas fósiles.

El Sistema Arrecifal Veracruzano es un parque marino en donde convergen miles de especies acuáticas que habitan en la gran reserva coralina situada frente a las costas del puerto de Veracruz.
"El gasoducto puerta al sureste, además pone en serio riesgo ecosistemas sumamente importantes en las aguas del Golfo, los ecosistemas arrecifales mesofóticos del centro y norte del estado de Veracruz". Foto: Félix Márquez, Cuartoscuro

Por Pablo Ramírez*

Las mentiras fósiles, aún cuando se digan mil veces no se convierten en verdades. Llevan décadas mintiendo sobre el impacto de sus operaciones. Primero nos quisieron hacer pensar que el cambio climático no existía, después que no era causado por el ser humano, luego que no era causado por los combustibles fósiles, ahora quieren hacernos creer que los combustibles fósiles son limpios y sustentables y que pueden seguir operando como sin nada, lucrando con la crisis en la que se encuentran cada vez más personas en el mundo y en nuestro país, pero no, ¡ya basta!

La trasnacional canadiense TC Energy quiere construir un gasoducto en medio del mar, la puerta al desarrollo del sureste, como ellos lo llaman, que atravesará el estado de Veracruz completo y llegará hasta Dos Bocas, Tabasco. La idea del proyecto es incrementar las exportaciones del gas estadounidense a México, particularmente hacia el sureste, pero por qué, la empresa fósil nos dice que es para beneficiar a las comunidades, la realidad es que este proyecto busca alimentar de gas fósil una serie de megaproyectos con una altísima oposición social de las comunidades que están siendo impactadas. 

En su sitio web, TC Energy presumía que el proyecto conectaría con el gas no convencional estadounidense la refinería Dos Bocas, el corredor interoceánico, las centrales de licuefacción de gas en Coatzacoalcos, Veracruz y en Salina Cruz, Oaxaca (para que México pueda servir como un maquilador de exportaciones de gas estadounidense a Europa y Asia, esto porque las regulaciones ambientales son mucho más laxas aquí que allá, haciendo más fácil y rentable manejar los pasivos ambientales y sociales) y dos centrales de ciclo combinado en Cancún y Mérida, además del mal llamado Tren “Maya”. Esta serie de megaproyectos buscan la tan ansiada integración del sureste y de su importantísima biodiversidad y recursos al modelo industrial y de exportación de maquilas. Así es como ellos ven el “desarrollo”, así es como se ven ellos, como los dadores de desarrollo, de progreso y de civilización, nada más que la continuidad del neocolonialismo corporativo, que sigue incrementado la dependencia energética de México con Estados Unidos [1] y promete, según TC Energy, que México seguirá quemando gas estadounidense por al menos 40 años más, en contra de todas las advertencias de la mejor ciencia disponible. 

El gasoducto puerta al sureste, además pone en serio riesgo ecosistemas sumamente importantes en las aguas del Golfo, los ecosistemas arrecifales mesofóticos del centro y norte del estado de Veracruz. Hace un par de meses el Arctic Sunrise, acompañado de científicos expertos en ecosistemas arrecifales, navegó en aguas del Golfo para conocer el estado de los ecosistemas arrecifales del Golfo, los resultados muestran con claridad y rigor científico la existencia de ecosistemas arrecifales mesofóticos (arrecifes extraordinarios que se encuentran a profundidades de entre 50 y 150 metros, donde la luz solar es escasa, lo que ha hecho que sean sumamente resilientes) que albergan más de 115 especies de corales, peces, moluscos, muchos de ellos con importancia relevante para la pesca. 

La trasnacional fósil ha salido a decir que este informe miente, que es falso que el gasoducto ponga en riesgo algún ecosistema vivo. ¿Con qué argumento? con el valor de su palabra, pero por qué tendríamos que confiar en la palabra de una empresa fósil dueña de desastres como el derrame de Keystone en Estados Unidos, del ducto que recién explotó el mes de julio en Virginia y que también ha presionado para que no se aplique la disposición de publicación de emisiones de gases efecto invernadero, lo que ha resultado en que TC Energy no tenga que hacer públicas sus emisiones en Canadá [2]. Nos piden que confiemos en la seguridad de un proyecto que desde el principio ha violado los procedimientos para el análisis de impacto ambiental al presentar una MIA (Manifestación de Impacto Ambiental) fragmentada, que ha ocultado el trazo del gasoducto, que en su análisis de impacto ni siquiera incluye zonas sumamente importantes en cuestiones de biodiversidad como Tamiahua. Nos piden que confiemos en estudios millonarios que nadie conoce y que nadie ha visto que sustentan esa manifestación de impacto ambiental. Lo que sí sabemos es que las visitas de verificación de la ASEA (Agencia de Seguridad de Energía y Medio Ambiente) han sido sumamente precarias y han corroborado información de la MIA mediante metodologías sumamente cuestionables como inmersiones en la zona de Tamiahua y la medición a través de una cuerda de 50 metros del fondo marino. 

Nos piden que sigamos creyendo que los fósiles son limpios y que hacen lo que hacen por el bien de la gente. Nosotrxs decimos que no, basta de las mentiras e impunidad de las empresas fósiles. Llamamos a que las autoridades, encabezadas por la ASEA, actúen con responsabilidad y cumplan su mandato de vigilar la seguridad del medio ambiente y la gente, y cancelen este proyecto por las violaciones al procedimiento y por los riesgos que implica a la biodiversidad del Golfo de México y a la gente que de ellos depende.

[1] México importa más del 70 por ciento del gas que consume de Estados Unidos, lo que lo pone en una situación de altísima vulnerabilidad energética, un ejemplo claro y reciente de esto fue el corte de energía que sufrió buena parte del norte del país con la helada atípica en Texas en 2021.

[2] https://www.osc.ca/sites/default/files/2022-02/com_20220211_51-107_johnstonc-carlsenh.pdf

*Pablo Ramírez es coordinador del programa de energía y cambio climático de Greenpeace México.

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